Hay quienes dicen que toma tiempo y espacio para la frivolidad y la falta de compromiso. En estos casos, lo frívolo se asocia con la diversión y el jolgorio, y es una especie de descanso de los problemas cotidianos. Por supuesto, la frivolidad excesiva implica un desprecio por la realidad y representa un problema, ya sea personal (no abordar los problemas en sí mismos) o social (falta de solidaridad con los problemas de los demás).
En nuestra vida cotidiana se necesitan momentos frívolos, que nos distraen de las responsabilidades cotidianas, pero quienes privilegian la frivolidad sobre cosas importantes generalmente no son confiables ni creíbles porque se toman las cosas a la ligera y no muy en serio. Aunque la frivolidad es lo que predomina en ciertas áreas, como el arte, se requiere que aquellos involucrados en su preparación y puesta en escena lo hagan de manera responsable para tener éxito.
La frivolidad también aparece vinculada a una forma cultural. Los productos y servicios de lujo, por ejemplo, tienden a tener un valor extra, ya que la persona que los compra los exhibe en una actitud frívola. No importa solo tener un reloj de oro, pero el comprador quiere mostrarlo y todos saben sobre la adquisición.
