Este gas no se encuentra en el medio ambiente en forma natural, fue sintetizado en 1860, y utilizado por primera vez en 1917 como arma química durante la Primera Guerra Mundial por parte de los alemanes, que quisieron bombardear la ciudad belga de Yprés (de ahí su nombre Yperita). Es un agente tóxico de tipo vesicante ya que se absorbe por la piel produciendo irritación, ampollas, llagas, edemas y quemaduras en mucosas externas y vías respiratorias al originarse el contacto.
El mecanismo de acción del gas mostaza incluye la presencia del agua, de ahí que las zonas más húmedas del cuerpo (ojos, tracto respiratorio, axilas, entre otras) sean las mas afectadas. La acción de este producto se basa en la capacidad del mismo para establecer enlaces covalentes con otras sustancias. Por medio de este enlace pude reaccionar con muchas moléculas orgánicas, principalmente las moléculas que contienen nitrógeno y grupos -SH en proteínas y péptidos, las cuales tenemos muchas en nuestro organismo.
Normalmente, los signos y síntomas no se presentan inmediatamente; su período de latencia puede durar entre 2 a 24 horas, incluso más, todo dependerá a la exposición y a la sensibilidad de la persona. La exposición al gas mostaza no es fatal, cuando fue utilizada durante las guerras mundiales, mató menos del 5% de las personas que estuvieron expuestas y recibieron atención médica.
Como consecuencias graves a una gran exposición de este gas, se tiene quemaduras de segundo y tercer grado, infecciones respiratorias repetidas, etc., efectos de largo plazo como ceguera permanente, bronquitis obstructiva crónica, enfisema, cáncer de pulmón y respiratorio, disminución del número de espermatozoides, y defectos congénitos, ya que también daña el ADN del ser humano.
No existe antídoto específico contra este agente, debido a que el propio organismo se encarga al cabo del tiempo de regenerar los tejidos afectados. Sin embargo, una rápida intervención de lavado con agua y jabón puede acortar considerablemente el periodo de recuperación. También se aconseja que el terreno, la piel y ropa afectados por este gas necesitan ser tratados con cloruro de cal, a fin de eliminar sus efectos nocivos.
Además del gas mostaza de azufre existen otros compuestos análogos como las mostazas nitrogenadas, y las arsinas, éstas últimas se producen mezclando el gas mostaza con lewisita (producto derivado del arsénico), sus efectos son similares, sólo que aparecen inmediatamente y no durante horas.
Anteriormente, éste gas podía utilizarse para el tratamiento de la psoriasis, y del cáncer. El uso del gas mostaza durante la guerra fue prohibido por el Protocolo de Ginebra en 1925 y la Convención sobre las Armas Químicas en 1993, además se prohibió su producción, obtención y almacenamiento. En nuestros tiempos, el gas mostaza fue usado en la guerra entre Irán e Iraq en 1980-1988, fue el mayor ataque con armas químicas contra la población civil, específicamente la población kurda del norte de Iraq, murieron al menos 5000 personas y 65000 padecieron graves enfermedades cutáneas y respiratorias.