Esta patología ha sido clasificada en tres categorías: en primer lugar, se ubica a la halitosis verdadera, seguida de la pseudohalitosis y finalmente halitofobia. Por su parte la halitosis verdadera se divide en halitosis fisiológica y halitosis patológica, siendo esta última subclasificada según su origen, en bucal y extrabucal.
Entre los factores etiológicos se describen a través de la relación entre el agente patógeno, el huésped y medio. Siendo la principal causa de esta condición la putrefacción de sustratos de origen proteico, en especial, por parte de los microorganismos gramnegativos. Todo esto da paso a compuestos sulfúricos volátiles, que constituyen los componentes más fétidos de la halitosis.
Una de las clases más comunes de la halitosis es la oral, ésta se origina en la propia cavidad oral y se debe principalmente a la acumulación de placa bacteriana en los tejidos de la lengua.
Sin embargo, debe mencionarse que también puede estar causada por otras situaciones, como por ejemplo problemas periodontales, caries en los dientes, fumar constantemente, entre otras. De acuerdo a diversos estudios científicos, la Halitosis oral representa el 90% de casos.
Por otro lado, si la halitosis se origina fuera de la cavidad oral, esta recibe el nombre de Halitosis extraoral. Esta es responsabilidad principalmente de trastornos sistémicos, que se presentan dentro del tracto respiratorio superior/inferior, del sistema digestivo, además de enfermedades hepáticas o renales. Representando al otro 10% de los casos.
Entre la producción de sustancias malolientes, los más comunes son los Compuestos Volátiles de Sulfuro o CVS, el cual se relaciona con los productos resultantes de la degradación del metabolismo de las bacterias.