La palabra harakiri no era utilizada con frecuencia, ya que en Japón este vocablo era considerado vulgar. La palabra correcta para definir a esta ceremonia era “seppuku”.
Harakiri significa “corte del vientre” y era una ceremonia que se inició en el Japón feudal, cuando era ejercido por los samurái y los guerreros nobles, para así evitar el deshonor de ser capturados y torturados por sus enemigos. Luego con el tiempo esta práctica se convirtió en un medio de ejecución, mediante el cual el emperador le enviaba un mensaje a cualquier noble, comunicándole que su muerte era necesaria para el bien del imperio.
En muchos de los casos de harakiris obligatorios, el mensaje o comunicación oficial venía acompañada de una daga muy bien adornada, la cual debía ser empleada como herramienta para el suicidio. La ceremonia consistía en que el culpable o transgresor vestido con un kimono blanco se colocaba de rodillas, se descubría el pecho hasta la cintura, se cubría las manos con hojas de papel de arroz (esto era para no manchar sus manos de sangre, ya que era considerado deshonroso) para luego proceder a hundirse la daga en el abdomen. La daga se incrustaba por el lado izquierdo y cortaba hacia la derecha, luego regresaba al centro y se hacía un corte vertical hacia el esternón, con exposición de sus vísceras. Es importante resaltar que antes de realizar el suicidio, el sujeto infractor toma un poco de sake (bebida japonesa) y escribe una especie de poema de despedida.
Una de las características de este ritual es que su práctica era exclusiva para hombres. Si una mujer se quitaba la vida no era considerado harakiri, sino un simple suicidio (jigai en japonés).
Esta forma de suicidio fue abolida en el año de 1868.