Entre las figuras que los griegos solían adorar se encuentra Hipnos, el Dios del sueño, la somnolencia. Su nombre proviene del griego antiguo Ὕπνος”, cuyo significado literal es “Sueño” o “Sopor”. Al igual que muchas de las figuras de la mitología, su origen no está del todo claro; su nacimiento se atribuye, a menudo, a Nix, principal Diosa de la noche, quien pudo haberlo concebido sin intervención masculina, aunque también se menciona a Érebo, la personificación de la oscuridad, como su progenitor. Era hermano gemelo de Tánatos, quien representaba la muerte sin violencia; ambos compartían, según Homero, un estilo suave, además de que discutían sobre los mortales a los que se llevarían. En el arte era, mayormente, representado como un joven desnudo, con barba y alas en las sienes o en los hombros; en los templos, su imagen era situada cerca de la representación de la muerte.
Era una criatura de la oscuridad. Algunos decían que habitaba una cueva, mientras que otros alegaban que tenía un palacio subterráneo que compartía con su hermano Tánatos, muy cerca del hogar de su madre, Nix; también, se comentaba que en la entrada a su morada, crecían todo tipo de plantas hipnóticas. Tuvo mil hijos con Pasítea, una de las cárites, que se conocían como Oneiros; tres de ellos tuvieron un importante papel en las historias de la mitología, puesto que parecían en los sueños de los reyes y emperadores: Morfeo, Fobetor y Fantaso.