Antiguamente para identificar la cuenta de un determinado cliente, se hacÍa a través del CCC (Código Cuenta Cliente) éste constaba de 20 números que se utilizaban para la identificación de cuentas determinadas y de forma más sencilla, además de permitir a gran escala los procesos de transferencia, recibos, pagos en efectivo. Este conjunto de números se componía de 4 números iniciales que identifican al banco al que pertenecía, los siguientes 4 dígitos identifican a la sede y los últimos 10 números son los que representan en sí a la cuenta. La abolición del CCC se debió principalmente a la creación del “Single Euro Payments Area” que no era más que una zona europea única de pagos, que facilitaba los cobros, transferencias y pagos a nivel internacional de igual forma que como se hacía dentro de un país, para que eso fuera posible, era necesario la unificación en la estructura de las cuentas bancarias, fue cuando entonces surgió el código IBAN.
Con este codigo solo se puede identificar de forma estricta la cuenta bancaria, pero a partir de éste cualquier persona con los conocimientos necesarios puede obtener los datos del banco y la sede a la que pertenece el número, para ello utilizan otro código llamado BIC (Bank Identifier Code) el cual consta de entre 8 y 11 números.
En todo los países del mundo existen sistemas y reglas que se utilizan para la identificación de las cuentas bancarias, pero en cada Estado las normas son distintas y no pueden aplicarse en un país distinto a donde se emitió dicha regla, todo eso significa un atraso en el desarrollo económico de dichas naciones. El IBAN representa una solución a esos problemas, con aportes tales como la correcta transmisión de los datos referentes a los números de cuentas, disminución de errores de imputación, también la rapidez con la que se realizan las transacciones y la disminución del costo de las mismas.
