Los términos hebreos a los que se referían los ídolos solían aludir tanto al material del que estaban hechos como a su inutilidad, o eran términos con una acusación profundamente despectiva. Entre estas, hay palabras que se han traducido mediante expresiones como «imagen tallada o esculpida» (literalmente, «talla»); «Estatua fundida, imagen o ídolo» (literalmente, «algo lanzado, lanzado»); «Ídolo horrible»; «Vain idol» (literalmente, «vanidad»), y «ídolo enfermizo». La palabra «ídolo» es una traducción de la voz griega éi • dō • lon.
La idolatría entonces; es la veneración, el amor, la adoración o la adoración de un ídolo. Normalmente se relaciona con un poder superior, real o supuesto, ya sea que se le atribuye una existencia animada (humana, animal o incluso una organización) o si es algo inanimado (una fuerza o un objeto inanimado de la naturaleza). La idolatría suele ir acompañada de algún tipo de ceremonia o rito, así como la veneración de cualquier creación humana en lugar del único Creador verdadero.
Algunas de las prácticas idólatras mencionadas en la Biblia eran repugnantes, como, por ejemplo, la prostitución ceremonial, el sacrificio de niños, la embriaguez y el odio hacia sí mismo hasta el punto de que la sangre goteaba. (1Re 14:24, 18:28, Jer 19: 3-5, Os 4:13, 14, Am 2: 8) Los ídolos fueron adorados al participar en la comida y la bebida ofrecida en las fiestas celebradas en su honor (Ex 32 : 6; 1Co 8:10), postrándose y sacrificándolos, con cantos y danzas e incluso besándolos. (Ex 32: 8, 18, 19; 1Re 19:18; Os 13: 2.)
La idolatría también se practicaba organizando una mesa con comida y bebida para los dioses falsos (Isa 65:11), ofreciendo libaciones, tortas de sacrificio y Humo de sacrificio (Jer 7:18; 44:17), así como llorar en ciertas ceremonias religiosas (Eze 8:14). La ley prohíbe tatuar, cortar, calvicie en la frente, cortar los mechones en los lados y la punta de la barba, posiblemente debido a su relación, al menos en parte, con las prácticas idólatras que eran comunes en las naciones vecinas. (Lucas 19: 26-28, De 14: 1).
También hay formas más sutiles de idolatría. La codicia es idolatría (Col 3: 5), ya que el objeto deseado desvía el afecto de la persona del Creador, de modo que se convierte en un ídolo. En lugar de servir fielmente a Jehová Dios, una persona puede convertirse en esclava de su vientre, es decir, de su deseo o apetito carnal, y hacer de este su dios. (Ro 16:18; Filipenses 3:18, 19) Dado que el amor al Creador se demuestra por la obediencia (1Jn 5: 3), la rebelión y la presunción son comparables a los actos de idolatría. (1Sa 15:22, 23).
