La impronta, de igual forma, puede definirse como la reproducción de imágenes en hueco o relieves, en cualquier tipo de material dúctil o blando, como cera, lacre, papel humedecido, entre otros. Este tipo de expresión plástica fue popular durante los tiempos de la antigüedad clásica, en especial en Grecia y Egipto, en donde se desarrollaron una gran cantidad de técnicas para dotar de gran esteticidad las creaciones. Hoy en día, se ha trasladado a otros campos, siendo utilizado para recrear la estructura de ciertos objetos e, incluso, partes de la anatomía de seres vivos, haciendo uso de moldes y diversas sustancias que se solidifican con el tiempo.
Así, es común que esta palabra esté relacionada con conceptos como el de huella, impacto o marca, hecho que enmarca la mayor parte de las acepciones del término.
En su variante psicológica, la impronta es un período de aprendizaje crítico. A menudo se utiliza el ejemplo del patito, el cual seguirá a cualquier entidad que se le sea expuesta durante un tiempo considerable, después del nacimiento del mismo, sin importar si se trata de la madre o no. además, se habla del síndrome del patito, aplicada para la relación usuario-computador, en donde se explica cómo el usuario siempre buscará un software con características similares al que usó por primera vez, es decir, son improntados por las características del primer ordenador. Esto, según algunos estudios, ha llevado a la dificultad en el área educativa, en especial cuando se trata de personas que se enfrentan a un nuevo ambiente.