El término es utilizado en varias disciplinas. En la economía, por ejemplo, tiene variadas funciones que persiguen diferentes fines. Estos incentivos pueden ser para las personas, empresas o sectores de la economía.
En las ventas por ejemplo, al hablar de las “preventas” que son “precios más bajos” y que le muestran el beneficio de pagar menos, si el usuario adquiere ese bien antes de una fecha determinada, porque de lo contrario lo pagará a mayor precio, esa estrategia se muestra como incentivo de compra para el consumidor.
Asimismo, en la economía, pero adentrándose más al ámbito laboral (personas), los patronos y empresarios utilizan los incentivos, para generar mejores y más atractivos paquetes salariales a sus empleados, buscando la satisfacción de los mismos y que generen mayor calidad y cantidad de trabajo. En ese sentido, premian los buenos resultados, muchas veces con dinero (bonos) o regalías como viajes, cenas, entradas a eventos, entre otras cosas, que buscan que el trabajador impulse su desempeño.
Pero, para ello la empresa debe buscar conciliar ese “pacto”, colocar los medios para su cumplimiento y generar un sistema de incentivos que sea coherente con el sistema de retribución de la misma.
Por otro lado, el Estado puede generar incentivos para las empresas o sectores, dando por ejemplo, un recorte en el porcentaje de impuestos que los mismos deben cancelar, si estos contratan nuevos empleados o generan nuevos puestos de trabajo, en pro al desarrollo y baja de la tasa de desempleo del país.
En el ámbito psicológico, se expresa que los seres humanos accionan regidos o motivados por incentivos, que muchas veces se generan de manera inconsciente.
Esto quiere decir que cada vez que un individuo realiza una actividad, lo hace para cumplir un fin, que a su vez le generará satisfacción, dicho fin será el incentivo que lo impulsa a la acción.
Es así, como lo incentivos representan recompensas, que son otorgadas o se generan a partir de los buenos resultados.