Según los filósofos, el deseo de la inmortalidad surge en los seres humanos como respuesta a ese miedo o angustia que padecen las personas al saber que algún día morirán; este deseo es lo que constituye el centro o la esencia de la antropología de la religión. Para los cristianos creyentes, la inmortalidad es la prolongación de la vida después de la muerte. Para el cristianismo, el hombre está constituido por dos elementos: el cuerpo y el alma, los cuales son engendrados al momento de nacer, y que cuando llega el momento de morir, al principio el cuerpo es el que muere, mientras que el alma sobrevive.
La conservación del alma después de la muerte no es el camino o rumbo principal que tiene el alma, su camino o propósito es volver algún día a unirse al cuerpo y volver a ser persona cuando llegue el momento de la resurrección. Para que una persona tenga vida eterna luego de morir su cuerpo, es importante que la persona haya llevado una vida correcta, libre de pecados y siempre guiándose por los mandamientos de Dios.
En el ámbito de la ciencia, se han descubierto una serie de mecanismos que hacen posible el retardo del envejecimiento y de algunos factores que pueden contribuir con el prolongamiento de la vida, sin embargo la presencia en el organismo de los agentes oxidantes han impedido la continuidad indefinida de la vida, ya que ellos son los responsables del deterioro de las células.
En el aspecto de la música y el entretenimiento, se puede considerar inmortales aquellos cantantes famosos que a través de su música pueden perdurar a través de los años, cantantes como Celia Cruz, Jenny Rivera, Héctor Lavoe, seguirán con vida, mientras las personas sigan escuchando su música y su voz atreves de la radio, de los CD, cada vez que lo transmitan por la televisión, etc., esta es una de las ventajas de los artistas, que a pesar de haber muerto su presencia quedara por siempre.