Toda buena investigación de campo comienza con el uso de fuentes históricas sobre el lugar que buscamos investigar. Antes de comenzar su trabajo cara a cara, hay que dedicar alrededor de tres a cuatro semanas para conocer el desarrollo histórico del lugar (Fife, 2005).
Esto se puede hacer como complemento de una investigación científica, como la recolección de muestras de agua en un lugar contaminado. O un zoólogo que necesita estudiar el entorno en el que vive una determinada especie que ha producido alguna mutación.
Hay dos tipos de acuerdo con el propósito que implica el proceso. Y estos son, investigación de campo:
- Centrado en la verificación de hipótesis. Este caso es cuando el investigador se encuentra con el contexto del objeto de estudio, con el fin de llegar a establecer relaciones que pueden existir entre las diversas variables. Para encontrar una explicación del comportamiento del fenómeno estudiado
- Exploratorio, que es cuando el investigador va directamente al campo en el que se desarrolla o produce el fenómeno para realizar un abordaje exploratorio. Con él trata de describir y explicar las características y elementos que ha visto. Y de esta forma, identifica algún patrón que te permita realizar predicciones sobre el comportamiento del objeto de estudio.
El método utilizado es lo que otorga validez y confiabilidad a la investigación. La investigación tiene una diversidad de enfoques: teórico, práctico, aplicado, etc. Y una de las investigaciones más originales es la investigación de campo. Consiste en estudiar una situación en el lugar real donde se desarrollan los hechos investigados. El científico que realiza este tipo de investigación puede pertenecer a las ciencias humanas (antropología, arqueología, etnografía …) o a las ciencias naturales (zoología, botánica, meteorología …).
Este método también se usa ampliamente en las ciencias sociales. De hecho, se considera que el verdadero paradigma de la investigación de campo fue el llevado a cabo por Bronislaw Malinowski (1884-1942) en las Islas Trobiand, en Papúa Nueva Guinea, a principios del siglo XX. Allí vivió durante años con los nativos para conocer su cultura, idioma, tradiciones, etc.