Al momento del nacimiento se establece una relación inmediata con los padres, heredando así todas las características, tanto físicas, químicas y también las jurídicas. El carácter de la nacionalidad en diversos países se determina de acuerdo a la importancia que este le dé al tema de la emigración de personas de países cuya economía no es sustentable o el modo de vida no les permita un correcto desenvolvimiento en la sociedad a otros países que si cumplan con la expectativa para crear una familia con buen empleo, buena estabilidad cultural y muchas más características.
La adquisición de la ciudadanía por el concepto del Ius Sanguinis proviene de la historia romana. En el estudio del derecho romano se fundamenta la idea de que «No era el lugar del nacimiento sino la nacionalidad de los padres la que confería la ciudadanía romana al hijo«. En el caso de que solo uno de los padres fuese romano y el otro no, la persona adquirirá la nacionalidad o ciudadanía al momento del parto. El padre NO romano no sería romano por tener el hijo del romano, ese principio se desenvolvió mas adelante cuando se «humanizo» el concepto.
Hoy en día más que un principio es una ventaja y una herramienta para que las personas entren al país y puedan vivir ahí de manera permanente ya que tanto el extranjero como el descendiente pueden adquirir la nacionalidad. El Ius Sanguini es comúnmente relacionado con el Ius Soli, la diferencia es que el Ius Soli establece que la nacionalidad es adquirida con solo nacer en el país en el que se desea, sin necesidad de que uno de los padres sea oriundo de este.