Una joya puede ser representada mediante la utilización de formas diversas: tal es el caso de pulseras, collares, anillos, collares, pendientes, sortijas, broches entre otros muchos otros. Por su parte los encargados de elaborarlas es un artesano de la joyería y para ello emplea preferentemente metales nobles, entre los que destacan el oro y plata, así como piedras preciosas o semipreciosas como por ejemplo el rubí, esmeralda, diamante, aguamarina, cuarzo, etc. Tanto los metales como las gemas se caracterizan por ser elementos que no son muy frecuentes en la naturaleza y por lo tanto resultan ser muy llamativas ante los ojos de las personas. Esta singularidad de los materiales que se emplean para fabricar joyas explica el motivo del elevado valor de algunas piezas de joyería, que en algunas ocasiones pueden llegar a costar grandes sumas de dinero.
El ser humano se ha sentido atraído casi siempre por adornar su cuerpo y estar lo más atractivo posible. Para ello, viene elaborando joyas desde hace miles de años. Siendo su función principal la de incrementar la belleza del cuerpo. Sin embargo este factor no es el único, ya que las joyas tienen una función secundaria por así decirlo: comunicar a las demás personas el poder económico y social, ya que por ejemplo una mujer que lleve en su mano un anillo de oro con un diamante, está adornando su cuerpo pero sobre todo, está dando una señal de cuál es su estatus social, su poder adquisitivo y en definitiva, está lanzando un mensaje a los demás sobre su situación económica.