Este vocablo se deriva de la palabra griega Liwyathan y que por lo general se traduce como enrollado o retorcido. De acuerdo a los relatos bíblicos, no existe hombre que tenga la capacidad de derrotar al Leviatán y es por esa razón que Dios le castigó condenándolo a vivir en una caverna del fondo marino. Por su parte y de acuerdo a la tradición hebrea este monstruo es considerado como un ser que es símbolo del diablo y a la idea del mal en toda su expresión. Según cuentan las leyendas del judaísmo el Leviatán es representado físicamente como un dragón andrógino el cual posee la capacidad para cambiar de aspecto. Por su parte, en la tradición cristiana el Leviatán se identifica con la bestia que aparece en el libro de las revelaciones.
De acuerdo a escritos extraídos del Génesis, esta bestia es mencionada de forma implícita en donde se cuenta que «Dios creó los grandes » Tininim” que se puede traducir en hebreo como cetáceos.
Por su parte en el Talmud, el Leviatán es mencionado en Avoda Zara 3b: «Rav Yehuda dice, hay doce horas en un día. En las primeras tres horas el señor se sienta y aprende de la Torá, luego en las segundas tres horas él se sienta y juzga el mundo. Posteriormente en las terceras tres horas Dios se encargará de alimentar al mundo entero… finalmente ya en el cuarto periodo de tres horas Dios juega con el Leviatán.
Así mismo se hace mención de él en Moed Katan 25b: «Rav Ashi le dijo a Bar Kipok: ¿qué será dicho en mi entierro? Con lo que él respondió: «¿si una llama puede derrumbar a un cedro, qué esperanza tiene un árbol pequeño? «¿Si un Leviatán tiene la fuerza para enganchar y acarrear a la tierra, qué esperanza tiene un pescado dentro de un lago?»