Cuando llega el momento del ritual (que normalmente es de noche), un grupo de personas se reúnen en el sitio de la ejecución, el cual (según algunos testimonios) era realizado en la sinagoga, una vez allí el niño es sometido a las más crueles torturas, como por ejemplo latigazos, mutilaciones, golpes, hasta que finalmente es clavado en una cruz, esta cruz es alzada para que la sangre que sale de las heridas sea recogida en unos envases especiales. Por último el niño es asesinado y su cuerpo es utilizado para ritos de magia negra.
Muchos han sido los casos de libelo de sangre ocurridos a lo largo de la historia, uno muy nombrado fue el realizado en contra de un niño griego en la isla de Rodas, hecho ocurrido en 1840. En este caso la comunidad ortodoxa griega acusó a los judíos que habitaban la región, de ser los autores de ese despreciable hecho, incluso tuvieron el apoyo de algunos representantes diplomáticos de países europeos. A raíz de esto varios judíos fueron encarcelados y la comunidad judía de la zona estuvo incomunicada por varios días.
Sin embargo los semitas residentes en Rodas, buscaron ayuda de sus compatriotas en Constantinopla, y en otras naciones de Europa, tratando de condenar la manera equivocada con que se acusaban a los judíos de hechos del libelo de sangre. Así pues, se generó un consenso a favor de los judíos dentro de la sede de los organismos diplomáticos de Europa el cual trajo como resultado la liberación de los semitas encarcelados, considerándolos inocentes de lo que se le acusaba.
Por otro lado, la comunidad judía considera que todos estos relatos y acusaciones en contra de ellos, se debe a una campaña antisemita que quiere desacreditar y satanizar a todos los judíos.