Había mucha responsabilidad encima de sus espaldas, para ese tiempo ellos ejecutaban funciones legislativas y judiciales; posteriormente con el pasar del tiempo se fueron dividiendo responsabilidades creándose cónsules, tribunos y ediles. A medida que pasaron los años el Emperador romano fue adquiriendo la responsabilidad casi completa de toda su nación, esto provocaba que los magistrados fueran bajando de categoría en el área gubernamental. La primera magistratura que existió naturalmente era la Magistratura Romana, específicamente en este tipo de gobierno existían dos magistraturas: extraordinarias en las que se posiciona el triunvirato o la dictadura; por otra parte estaban las ordinarias que se subdividen en: mayores (pretura, censura, consulado) y menores (edibilidad, cuestrura).
Dentro de este imperio se establecieron los papeles de los magistrados en cuanto a los poderes que tenían bajo su cargo como lo son: su intervención en diferentes asuntos judiciales, rango para dar órdenes a la guardia real y su capacidad para representar a la República en casos de altercados con otras naciones. En la actualidad estas funciones están muy variadas, primeramente el magistrado pertenece al tribunal supremo de justicia de cada país y su labor principal es servir como juez de la nación. Ejemplos de magistraturas que se pueden mencionar están en España y Argentina, conocidas como Asociación Profesional de la Magistratura y consejo de la magistratura respectivamente; en ambas naciones el objetivo es el mismo: defender y proteger los derechos de todos los ciudadanos, haciendo mayor énfasis en aquellos que desempeñan un cargo judicial.