Por lo general los manantiales son característicos de las pendientes en las montañas, también en los fondos de cañones y estructuras naturales similares, incluso pueden surgir en el fondo submarino. Estos brotes de agua, generalmente se presentan cuando un depósito de agua subterráneo se llena, gracias al agua que se infiltra y que proviene de las precipitaciones, cuando esto ocurre el agua se ve obligada a salir a la superficie ya que la presión la obliga a desbordarse hacia el exterior.
Las rocas de tipo caliza generalmente son más susceptibles a separaciones por acción del agua, por tal razón en la mayoría de los casos, las formaciones de los depósitos subterráneos se originan en presencia de ellas y por consecuencia de las constantes precipitaciones dan paso a los manantiales, los cuales pueden ser permanentes o no dependiendo del tipo de terreno, las rocas que lo conforman y la cantidad de agua que recibe el depósito de cual surge, ya que existen casos en donde los manantiales emanan solo en el tiempo donde las precipitaciones son constantes y abundantes (estacionales), por lo general este tipo de manantiales son pequeños, en otros casos pueden llegar a fluir de forma constante (perennes) llegando a incluso a crecer respecto a su cauce.
Las aguas termales son consideradas como una forma de manantial, con la peculiaridad respecto a otros manantiales es la temperatura de sus agua, esto puede ocurrir debido a que el agua entra en contactos con rocas que se calientan debido a que a mayor profundidad de la corteza mayores son las temperaturas, cuando el agua emerge a la superficie puede llegar a hacerlo a temperaturas que rebasan los 40° C.