Estos ecosistemas también se denominan a menudo bosques hidrófilos porque, debido a su ubicación costera, están siempre en contacto directo con cuerpos de agua de origen marino en combinación con el agua que llega a través de la escorrentía o la boca de los ríos. Sus límites están dados por las temperaturas. Se distinguen dos zonas de distribución principales: la occidental, que incluye el África occidental y las costas de América y el Caribe, y la zona oriental, que comprende África oriental, Asia meridional y el Pacífico, comprendiendo Oceanía a Australia y donde se concentra la mayor diversidad.
Están dominadas por un grupo de especies típicamente arbóreas que han desarrollado adaptaciones fisiológicas, reproductivas y estructurales que les permiten colonizar sustratos inestables y áreas inundadas, sujetos a cambios en las mareas de las costas tropicales y subtropicales protegidas de las olas.
Los manglares de todo el mundo ocupan aproximadamente 16.530.000 hectáreas, de las cuales 5.831.000 ha. Están en América Latina y el Caribe, o el 35.3% del área total. Las extensiones más grandes se encuentran en Brasil y México. De acuerdo con el inventario del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico, se han descrito 119 áreas de manglares con un promedio de 22.971 cuerdas. El manglar de Piñones en Loíza, es el más extenso con 5.165,2. Cuerdas, Puerto Medio Mundo en Ceiba y La Parguera representa el segundo y tercer manglares con extensiones de 1.258.0 y 1.045.8 cordones respectivamente.
Este ecosistema destaca por su alta productividad y producción de materia orgánica. Promueven la biodiversidad ya que sus raíces sumergidas proporcionan hábitat y refugio para una rica fauna de peces, mamíferos e invertebrados. Los manglares cuentan con un valor considerable tanto ecológico como económico, ya que actúan como criaderos para muchos peces y mariscos. Muchas de estas especies nacen en ecosistemas cercanos tales como lechos de algas marinas o arrecifes de coral y sus larvas y juveniles se desarrollan bajo sus raíces. Por eso son fundamentales para el hombre, ya que aseguran la sostenibilidad de la industria pesquera.
