La mansedumbre es un valor altamente apreciado para aquellos que se someten a la disciplina religiosa, ya que implica una gran humildad y autocontrol, así como una gran obediencia y rígida observancia de las normas.
La mansedumbre para algunas personas es considerada como debilidad, implica una gran fuerza interior y una enorme convicción para afrontar situaciones difíciles o adversas sin recurrir a la violencia o caer presa de sentimientos de ira y rencor.
Según la religión cristiana, el término mansedumbre tiene una referencia especial, siendo parte del Fruto del Espíritu Santo. Según la teología cristiana, el fruto es un beneficio espiritual que aparecerá en el alma de un individuo cuando está cerca de la virtud. A los mencionados se considera como resultado de los dones del Espíritu Santo. En este sentido, la mansedumbre será el total opuesto de la violencia.
Mientras tanto, el concepto presenta una participación especial en la Santa Biblia, más precisamente en las Epístolas de San Pablo es donde aparece acuñado por primera vez en la Epístola a los Gálatas, la palabra mansedumbre aparece en el nivel de cualidades como la paz, Amor, alegría, paciencia, bondad, fe, temperancia y bondad. Del mismo modo, la mansedumbre reaparece en todo su esplendor en el Nuevo Testamento como uno de los conceptos distintivos en lo que fue la predicación de Jesús.
La mansedumbre es una de las nueve bienaventuranzas que el Señor mencionará en el Sermón de la Montaña. Allí, Jesús dijo que los bienaventurados son los mansos porque heredarán la tierra. Además, en el Evangelio de Mateo, se menciona nuevamente la palabra para continuar mostrando la presencia e importancia que presenta en la palabra de Dios; Allí se expresa: toma mi yugo sobre ti y aprende de mí que soy corazón manso y humilde y obtendrás descanso para tus almas.
En cierto modo, podríamos decir que la mansedumbre resulta ser una de las condiciones a desarrollar y observar para quien quiera ser un buen cristiano y quiere seguir el camino de la perfección interior. En oposición a la mansedumbre nos encontramos en la ira.