La palabra meditación alude a un amplio espectro de ejercicios que incluyen métodos creados para impulsar la relajación, elevar la energía interna o la fuerza de vida y aumentar la paciencia, el amor, la, compasión la generosidad y el perdón. Una de la forma de meditación muy particular y ambiciosa es el poder lograr mantener la concentración fija sin mucho esfuerzo, orientando y capacitando a el practicante a un estado de bienestar en cualquier otra actividad de la vida cotidiana.
La base de la meditación es usada en la religión y el espiritualismo. Se refiere al ejercicio que consiste en poder concentrar la atención en un pensamiento, en la propia conciencia o en un objeto externo. La meditación estimula a poner en práctica la relajación y la concentración, de esta forma las personas logran analizar y conseguir un punto de vista más claro de todo aquello que prueban y que puede estar creando algo de inseguridad o descontento internamente.
El judaísmo, el budismo o el islam son unas de las religiones que no dudan en asumir como uno de sus vitales pilares a la meditación. Existen diferentes formas de meditación, desde las terapéuticas hasta las religiosas. Muchos estudios afirman que los métodos de meditación pueden ayudar a fortalecer la memoria, optimizar la concentración y vigorizar la salud.
Los métodos básicos para poner en práctica la meditación son:
- La respiración: el respirar se debe hacer calmado, es decir, inhalar y exhalar gradualmente y de forma repetida para apreciar cómo entra y sale el aire de nuestro cuerpo.
- La postura corporal: las personas que meditan deben sentarse con la espalda rígida, con sus manos sobre sus rodillas y tener las piernas cruzadas. En total silencio, respirando suave y lento, la persona deberá imaginarse por completo y reconocerse.
- Los ojos cerrados: mientras estén en el proceso de meditación se recomienda cerrar los ojos e imaginar todo eso que tenemos en la mente de forma clara y calmada.