Con la llegada del mercantilismo, se dio el fin clásico de entender la economía, la crematística. Se deriva de una primitiva forma de entender el capitalismo en la Italia renacentista. Los mercantilistas consideraban que la prosperidad de una nación podía medirse en cuánto capital poseía; si este, en una balanza, resultaba ser mayor que los gastos en importación, se trataba de un Estado triunfante. Para lograr esto, se recurre al proteccionismo, una serie de medidas o políticas económicas destinadas a limitar la importación, mediante la imposición de aranceles e impuestos; esto favorece, por el contrario, a la exportación, además de la producción local. Por esta razón el Estado se ve involucrado en todas las operaciones mercantiles.
El fin del mercantilismo se dio con la llegada del libro La riqueza de las naciones, por Adam Smith; con una ideología capaz de sustituirla por completo. Sin embargo, otros críticos ya señalaban ciertos errores en las doctrinas económicas propuestas en el mercantilismo. Posteriormente, esta fue sustituida por el comercio libre.