Al Metrosexual no se le puede relacionar con un cambio de género o por el interés que pueda tener en una relación con alguien de su mismo sexo, por lo general el hombre metrosexual hace todo este proceso con la intención de verse y sentirse bien consigo mismo. Por más que se interprete como una conducta desviada no debe serlo. Los metrosexuales son aquellos hombres que acuden a los salones de belleza para que les hagan cuidados en el cabello, rostros, piel en general (especialmente bronceado) y estética corporal. Gastan mucho dinero no solo en esto sino en tener un guardarropa que se adapte a su estilo de vida.
El término está ausente de las filas de la RAE aún, pero podríamos deducir que deriva de una combinación del prefijo “Metro” que proviene de “Metrópolis” que significa “Gran Ciudad” y “Sexual” en vista de la relación que hay entre la conducta Comúnmente asociada con las mujeres y su uso en aspectos del hombre. Tiene sentido en vista de que las ciudades con la tendencia en moda, la propaganda y publicidad, incitan a la sociedad a formar parte de una tendencia que se ve estimulada por los medios de comunicación y las redes sociales. Un hombre criollo, llanero o de bosque no tiene estas costumbres porque su trabajo pesado le arraiga una conducta más varonil y descuidada con su aspecto, en cambio las actividades que se desarrollan en un entorno citadino se prestan para este tipo de modas o costumbres nuevas. La Metrosexualidad ya no es un tabú como lo fue en su momento, la idea de querer parecer modelo ya es más como una expectativa más colectiva que un propósito profesional.