La monotonía puede surgir en distintos contextos, en el amoroso, en el laboral, etc. Sus consecuencias pueden repercutir negativamente a nivel psicológico, ya que puede dar pie al surgimiento de una sensación de insatisfacción, aburrimiento, bajo rendimiento, hasta llegar al punto de la infelicidad.
Cuando se está en pareja, la monotonía se vincula a la rutina del día a día, tener siempre que realizar las mismas cosas, sin tratar de buscar cosas nuevas, nuevas experiencias, es decir que ambas partes puedan disfrutar dentro de la relación. La monotonía en este caso, puede perjudicar seriamente la vida en pareja. Muchas de las causas de las separaciones o divorcios se deben a la monotonía. Cuando la pareja siente que la relación es aburrida, que no hay nada que le inyecte, emoción, es cuando comienzan los conflictos.
Muchos terapeutas, recomiendan a sus pacientes, que dejen a un lado la rutina y tengan la osadía de realizar cosas nuevas, de esta manera no caerán en la monotonía.
La persona puede ponerle punto final a esta pesadez, con cosas pequeñas, por ejemplo, si al ir al trabajo, tomaba la misma calle, pues ahora que lo haga por otra, o si era costumbre tomar el ascensor para llegar a su oficina, pues que se vaya por las escaleras; o si es de los que acostumbra a salir del trabajo e irse derechito para su casa, pues agarre un día y salga al centro comercial a ver tiendas, etc. En fin, tratar de salirse de lo cotidiano y aventurarse a cosas nuevas.
Esto de romper con la rutina puede ser beneficioso para la salud mental de las personas, ya que el cerebro necesita de ese empuje para mantenerse activo, ya que a la larga, la monotonía trae inconformidad e infelicidad en aquellos que viven en ella.