Hacer una lista de los muertos es común como un anuncio de periódico diario, para informar a la comunidad local del fallecido ese día o el día anterior, para que los conocidos del fallecido y / o su familia puedan enviar sus condolencias o acompañar al fallecido hacia el lugar donde descansará para siempre. Aniversarios de las muertes y las masas y otros honores también se anuncian en los periódicos que se hacen en la memoria de los que ya no están entre los vivos. En general, hay una sección especial llamada obituarios, obituarios o avisos fúnebres.
La información también puede ir acompañada de una revisión de quién fue esa persona durante su vida, qué hizo, qué familia creó y para qué se destacó, para poder recordarlo de alguna manera y sus méritos, señalando que no era en vano su paso por la vida terrenal. Esto es lo que se conoce como el obituario en sentido estricto.
Los obituarios también se hacen para fines administrativos, para tener un registro de los muertos, tanto en las parroquias (en los libros de la parroquia) y en las agencias públicas para tener un control, de los fieles que ya no asistirán al primer caso; y de quienes no graban ni participan en actos electorales, entre otros eventos que hacen vida pública.
En la actualidad, las redes sociales, especialmente Twitter, se han convertido en un espacio ideal en el que cualquier twittero, suelen publicar la muerte de alguna persona famosa, y por supuesto, la prontitud y difusión que estas redes muestran hoy, una manera fantástica hacen que llegue incluso a los medios formales que no lo revisen y lo publiquen.
En las celebraciones de las misas es común que en un determinado momento el sacerdote menciona a los que han muerto recientemente y que por supuesto pertenecieron a esa comunidad eclesiástica, que estaban activamente involucrados, o que eran miembros de la familia. Los religiosos piden por el descanso de sus almas y también por sus familiares para que puedan salir del dolor y sentirse más acompañados.