La palabra oxímoron proviene del griego “oxymoron”, vocablo que se encuentra compuesto por “oxys”, que puede ser traducida como “agudo, fino”, y “moros”, cuyo significado es “desafilado, estúpido”. Sus elementos léxicos, por los estudios realizados, han resultado ser helenismos introducidos en el siglo XVIII; en el español es poco común que se conserve su forma plural griega original “oxímora”, aunque en el inglés y el alemán sí. Su forma latina es “condractio in terminis”. Algunos indican que la palabra es, incluso, un ejemplo exacto del concepto que alberga: es fino y cuerdo por un lado, mientras se percibe ridículo o estúpido por otro.
En contraposición a los oximorones, se encuentran los pleonasmos, aquellas figuras retóricas en las que, la frase propiciada, es plagada de redundancia. Como ejemplo, se tiene la expresión “lo vi con mis propios ojos”. De igual forma, un concepto relacionados el de las paradojas, aquellas afirmaciones que carecen de sentido o lógica, o que bien van en contra de lo que es generalmente aceptado.