Esta nace a partir de la necesidad de cubrir las primeras etapas de desarrollo del ser humano, siendo ésta una de las más decisivas, puesto que gran parte de la personalidad y los patrones de conducta son aquí adquiridos.
Por iniciativa de Robert Owen, en el año 1816 se abre el primer kínder, ubicado en New Lanark, Escocia. Posteriormente, en el año 1828, en Hungría, Teresa Brunszvik abrió en su residencia un “angyalkert”. Con esto, se difundió rápidamente el concepto a lo largo del Reino de Hungría, siendo, para entonces, una de las instituciones a las que los nobles y de clase media apuntaban a sus hijos menores, instándoles a recibir una educación desde muy pequeños.
En 1837, en la actual Alemania, Friedrich Fröbel abre la primera institución fuera de Hungría, al que bautizó como “kindergarten”, siendo esto traducido como “jardín de niños”, expandiéndose también por este país, luego Inglaterra, llegando por último a los Estados Unidos.
México sería el primer país latinoamericano en tener kindergártenes, puesto que el resto del subcontinente los tendrías a comienzos del siglo XX, convirtiéndose en responsabilidad del Estado los niños sin hogar, quienes, hasta ese momento, eran cuidados y educados por instituciones religiosas.