La profesionalización generalmente se refiere a todas aquellas actividades que por sí mismas no implican la generación y los flujos de efectivo positivos y luego de un proceso de mejora, de desarrollo de habilidades, comienza a generar ingresos. La profesionalización en una sociedad se expresa en la división social del trabajo, una circunstancia que se refiere al hecho de que cada individuo se enfoca en la realización de tareas para las cuales está mejor calificado.
Vale la pena señalar que la profesionalización puede aplicarse no solo a una persona, sino también a algunos negocios o comercios que se han estado desempeñando en el marco de costumbres y acciones más hogareñas. Después de la profesionalización también podría comenzar a competir con las principales ligas de su campo.
Cuando un trabajador o una empresa se convierte en profesional, debe comenzar a respetar ciertos códigos y regulaciones, debido al hecho de pertenecer, y que generalmente son propuestos y supervisados por asociaciones profesionales.
Otra ventaja que surge de la profesionalización es que generalmente suele brindar las mejores condiciones a los profesionalizados en todos los sentidos, en el económico, personal, social, entre otros, y el denominador común de esto tiene que ver con la profesionalización trae más sueldos altos y atractivos que permiten a la persona o empresa mejorar sus gastos económicos y, por supuesto, esto también afecta la posición social del individuo y la autoestima que aumentará como resultado de percibir y vivir en una mejor condición que se muestra.
Es importante señalar que la profesionalización es una categoría que tiene repercusiones a nivel social, tanto en el ámbito educativo (que puede ser informal o en la escuela), en el lugar de trabajo y en la comunidad en general. Además, dado que existen varias variables que lo condicionan, el papel de la escuela y su forma de relacionarse con el resto de las agencias educativas es el más importante.