Dentro de esta disciplina está la gramática de la oralidad, también conocida como prosodia, que incluye todo lo relacionado con el estudio de los sonidos dentro de la lingüística; es decir, la forma en que se organiza el hilo fónico utilizando varios mecanismos sin los cuales sería imposible emitir una frase coherente o sonoramente inteligible. Estos elementos llamados suprasegmentales no son simples adornos, son los pilares que respaldan toda la afirmación y organizan los sonidos para que su emisión sea fluida y lógica.
Entre sus elementos encontramos:
- Él enfatizó: es una característica fónica que permite distinguir una sílaba de otra.
- Entonación: fenómeno lingüístico estrechamente relacionado con la percepción a lo largo de un enunciado o durante los cambios en la frecuencia de vibración de las cuerdas vocales.
- El ritmo: es la característica prosódica determinada por la distribución de acentos y pausas.
Prosody tiene una relación directa con el ritmo que imponemos en nuestras palabras. En este sentido, el ritmo de un mensaje debe estar de acuerdo con la sintaxis. La voz humana y su correcto manejo son cruciales para comunicarse adecuadamente. Por lo tanto, cuando hablamos, la voz transmite sensaciones a nuestro interlocutor. Por otro lado, la voz es parte de la imagen personal.
Prosody, entonces, constituye la infraestructura rítmica del lenguaje hablado, su organización en el tiempo, y ayuda a facilitar la retención del orador de ciertos segmentos en la memoria. E incluye no sólo las reglas relacionadas con el orden de las sílabas sino también el sentido que tienen y los mecanismos vinculados a él.
Es por eso que cada vez que escuchamos un mensaje somos capaces de sentirnos separados de los sonidos y el significado de las palabras, el ritmo, la intensidad, las pausas y todo lo que es extraño a las palabras y tiene más que ver con el contexto que con el texto mismo; Esto es posible gracias a la existencia de prosodia.