No es un espacio físico pero se define como un estado transitorio donde, después de la muerte, las personas que hayan fallecido sin pecados mortales pero que hayan cometido pecados leves o graves en vida pero sin satisfacción penitencial de parte del creyente, tiene que purificarse para eliminar esas manchas y poder acceder a la visión beatífica de Dios.
Están de acuerdo los teólogos que tal vez la tardanza es la pena más dolorosa de la etapa del purgatorio para así poder disfrutar de la gloria de Dios. Uno de los máximos diferenciales del cristianismo frente a las distintas opciones religiosas es el perdón mediante el proceso de confesión de los pecados en vida, que reduce el tiempo en el purgatorio.
Durante el siglo XII se divulgó una leyenda del purgatorio, la cual ayudó a que la idea aumentará. Se proclamó que san Patricio había descubierto la verdadera entrada a éste de acuerdo a la leyenda, san Patricio para poder convencer a los que dudaban, hizo excavar un hoyo muy profundo en Irlanda, el cual hizo descender a varios monjes y cuando estos regresaron describieron el purgatorio y el infierno como una forma vivida así fue la historia relatada por los monjes. En 1153, el Irlandés Owen declaró que también descendió a través del hoyo al bajo mundo y relató que sus experiencias vividas fueron exitosas.
Sin embargo, a pesar de no aparecer la palabra purgatorio en las sagradas escrituras, la realidad de lo que éste significa están expresadas en la biblia. En el libro 2 de los macabeos del antiguo testamento se muestra “que el pueblo hebreo era creyente de un estado intermedio, ni el cielo, ni el infierno eterno, narran que después de sepultar a los difuntos, los soldados de judas macabeo rezaban a Dios para que fueran perdonados totalmente de sus pecados”. Se dice que el purgatorio es el único estado que no es eterno.