Este liquido se produce por células blancas muertas o vivas que se mueven a los espacios intercelulares alrededor de las células afectadas. un claro ejemplo donde se produce esta supuración es en una pústula o grano donde este liquido se forma bajo la epidermis, pero también en un absceso podemos encontrar acumulación de pus en un tejido cerrado, que por lo general se produce por una infección bacteriana o parasitaria. El acné que se desarrolla por la acumulación de células muertas y ciertas secreciones sebáceas que tapan los folículos pilosos, puede generar pus, cuando aparece un agente bacteriano que se encarga de infectar los poros y que ayuda a la propagación de los granos; cabe destacar que muchas veces cuando una persona aprieta un grano con pus y hace que este liquido salga del tejido inflamado puede provocar lesiones en la piel, cicatrices y hasta nuevas infecciones.
En algunas enfermedades existe la presencia de pus sin que este sea causado por una infección, esta son las que cursan con necrosis de tejido o acumulación de tejido muerto, como la psoriasis o la melanosis pustulosa neonatal transitoria.