Llevan ese nombre porque son objetos puntuales como estrellas. Sin embargo, no son estrellas. Varios análisis han determinado que están muy lejos, algunos son los objetos más distantes que podemos ver. Ellos también son muy brillantes.
Estos quasars son fenómenos que ocurren cuando un enorme agujero negro, ubicado en el núcleo de una galaxia, comienza a absorber toda la materia que se encuentra en su vecindad. En los telescopios ópticos, la mayoría de los cuásares parecen simples puntos de luz, aunque algunos parecen ser los centros de galaxias activas.
De pequeño tamaño, los cuásares destacan por la emisión de radiación en todas las frecuencias y por su gran luminosidad. Esto permite que, a pesar de la enorme distancia que separa a los cuásares de nuestro planeta, sean visibles.
Por lo general la gran parte de los cuásares están muy lejos para ser observados por un telescopios pequeños, sin embargo, 3C 273 tiene una magnitud aparente de 12.9 y es una excepción.
En 1978 se observó que uno de ellos, una fuente intensa de rayos X, tenía un núcleo muy brillante que resultó ser un cuásar ubicado a unos 250 Megaparsecs de distancia. Hallazgos similares llevaron a los astrónomos Balick y Heckman a afirmar que algunas regiones borrosas alrededor de algunos cuásares tienen la estructura, el tamaño y el brillo de grandes grupos estelares, donde concluyeron que «parece plausible que ciertos cuásares sean núcleos activos de galaxias».
La interpretación de los cuásares con objetos muy remotos parece explicar su gran desplazamiento Doppler, a veces el 90% de la velocidad de la luz. Si estaban tan lejos como se infiere de estos datos (cientos de Mpc), su luminosidad debería ser enorme para, a pesar de todo, ser visible. La luminosidad óptica y los datos de ondas de radio son decenas de veces más altos que los de las galaxias normales.