Tomando en cuenta los componentes de la queratina, ésta se puede diferenciar entre diversas clases de queratina. En primer lugar, se encuentra la queratina alfa, ésta incluye monómeros de cisteína que forman enlaces disulfuro. Dichos enlaces se encargan de proveer una gran resistencia: gracias a la presencia de queratina alfa, las uñas y los cuernos de los animales tienen una contextura dura. En segundo lugar, se ubica a la queratina beta, sin embargo, ella no posee los enlaces de la queratina alfa, ya que la misma carece de cisteína. Esta proteína que no se puede extender, y se le puede localizar en la naturaleza en estructuras como las telarañas.
Un dato importante es la queratina alfa puede convertirse en queratina beta. Sin embargo, para que esto se produzca es necesario aplicar ciertos tratamientos que se encargan de modificar las cadenas y los puentes de la proteína, por lo menos durante un lapso de tiempo definido.
Uno de los beneficios más conocidos de la queratina es su capacidad para alisar cualquier tipo de cabello, teniendo gran efectividad contra el cabello enrollado, electrizado y rebelde. Los tratamientos a base de queratina tienen la capacidad de nutrir, reconstruir, alisar, desencrespar y otorgar brillo a todo tipo de cabello. Además de ello ayudan a reducir el tiempo de secado y peinado del cabello, sin mencionar que facilitan el crecimiento del mismo.
Dependiendo del tipo de queratina, se obtendrá un alisado diferente en el cabello, desde un alisado definitivo a un alisado temporal que solo puede durar por algunos meses. Los tratamientos más populares en la actualidad incluyen al denominado alisado japonés, el alisado brasileño y la queratina con chocolate.