El estómago, al liberar las sustancias que desmenuzan la comida, empieza una serie de contracciones, la cuales buscan lograr el buen funcionamiento de estas. En medio de esos movimientos, se forma una pequeña masa homogénea que iniciará un trayecto hasta el intestino. Durante algunas horas este proceso es llevado a cabo y las partículas de comida son muy pequeñas, pues, deben ser de un tamaño pequeño para que puedan ingresar a su destino final con facilidad. El páncreas empieza a expulsar una sustancia que apacigua el efecto de los jugos gástricos, al igual que el hígado y la vesícula, agilizando así el proceso de digestión.
Todos los nutrientes que contenía el quimo pasan a la sangre, que los transporta al cuerpo y abastece al organismo de lo necesario para que funcione de forma correcta. Si en el intestino delgado no se absorben las proteínas y minerales, en el intestino grueso se extrae finalmente lo que queda y después se convierte en heces, que se expulsan del cuerpo a través del recto.