Por lo general, cuando se procede a recitar un texto cualquiera, la actitud y la postura que se mantenga durante el discurso dependerá del contexto. En algunas dinámicas se requiere que la persona que dirige el acto (llamada “orador”) esté de pie, para que sea capaz de movilizarse por el escenario o tarima en la que se encuentra, lo que le permite empatizar mucho mejor con el público; en otras, estos pueden estar sentados, explicando los puntos que le corresponden. Además, el tipo de texto que recitará también toma importancia; sin embargo, el recitar cierto texto siempre requerirá de una pequeña dosis de teatralidad.
Es importante mencionar que, debido a la similitud de concepto, es fácil confundir el recite con la cita, aunque esta última sea sólo una frase extraída de un libro. Cuando se procederá a recitar un poema, es importante que el orador cuide la estética de su presentación: desde los matices de su voz, hasta los diversos gestos que realizan. Estos elementos son capaces de trasmitirles diversas emociones al público, además de otorgar el ambiente correcto que requiere el fragmento.