La religión sumeria despliega graves dificultades de identidad, debido a que muy apresuradamente sus principios se fusionaron con las creencias de los semitas y ya actualmente es muy difícil separar las características religiosas definidas de cada grupo étnico, se cuenta que la gran parte de la creación escrita fue transcrita por intérpretes semitas y no sumerios, en los esbozos de la religión sumerio-acadia hay mucha más autoridad de las escuelas semitas que de las propias sumerias.
Las leyendas sumerias, al principio se dieron por práctica oral hasta la invención de la escritura. La escritura prehistórica cuneiforme sumeria fue manejada principalmente como una instrumento de regulación administrativo, y no fue sino hasta el período Monárquico Arcaico más o menos alrededor de entre los años 2900 a. C. y 2334 a. C., cuando los mensajes religiosos llegarían a ser consecutivos, sobre todo de los cánticos de alabanza de templo y como una manera de conjuro o de encantamiento llamado nam-šub que quiere decir echar o emitir, que junto a confusos ritos podían lograr que una persona sanase.
Los sumerios profesaron que en un principio fue el mar quien fecundó al universo, formado por un cielo arqueado y un disco terrestre, alejados y al mismo tiempo estaban unidos por un inmenso espacio en movimiento y esparcimiento, cuya titularidad declino en Enlil, dios del viento; fuera de ese espacio o cielo se fundaron unos elementos luminosos llamados luna, sol, y estrellas, posteriormente sobre la tierra, los bosques las montañas, el hombre.
Para tomar el control de todos esos elementos los cuatro dioses más grandes y poderosos crearon a otros seres inmortales, superiores, de físico humano, pero enormemente más perfectos e invisibles, estos eran las semidioses, constituyendo todos ellos el panteón sumerio.