Una separación en este sentido puede acarrear lamentables consecuencias: al inicio se llega a experimentar sensaciones de dolor, fracaso, ya que esa relación amorosa debe finalizar, ocasionando con esto una terrible intranquilidad. La separación por lo tanto, implica una ruptura en la convivencia conyugal. La pareja debe saber que se debe llegar a un acuerdo en cuanto a cómo serán distribuidos los bienes adquiridos durante el matrimonio; así como la custodia legal de los hijos procreados.
Es difícil, para cualquier pareja tener que llegar a tomar este tipo de decisiones, sin embargo, se debe tener presente, que de nada vale mantenerse juntos si ya no hay amor. Se debe pensar mucho en los hijos ya que para ellos esta situación puede ser traumática y muy difícil de entender, lo más sano es que los padres realicen este proceso de mutuo acuerdo y que lo conversen con los hijos; hay que dejarles saber que ellos no tienen la culpa de la separación, que siempre podrán contar con ellos, pase lo que pase.
En fin, la separación en términos más descriptivos llega a evidenciar como, dos elementos que se mantenían unidos, dejan de estarlo.