En las matemáticas, las singularidades pueden ser identificadas rápidamente. Estas, de acuerdo a su naturaleza o las características que presenten, pueden ser tanto esenciales, es decir, que su comportamiento es extremo, como aisladas, aquellas que no tienen singularidades próximas a ellas. En la física, siguiendo la línea de singularidades espacio-temporales, se han creado teoremas, tales como el de Penrose-Hawking, además de la teoría de la singularidad mecánica, en donde el comportamiento de un mecanismo cualquiera, que presenta una configuración determinada, no puede ser predicho, o bien sus magnitudes se vuelven infinitas o indeterminadas.
Dentro del campo filosófico, se habla de la singularidad de los entes, es decir, las particularidades de cada ser existente. Esto es estudiado en la ontología y se presenta, también, en las doctrinas filosóficas cristianas. De igual forma, se habla de una singularidad tecnológica, una hipótesis en la que se propone que, llegado cierto punto de avance, cierta civilización tecnológica sería incapaz de controlar las consecuencias de tales beneficios.