Con respecto a la teoría del conocimiento tradicional, la subjetividad es considerada, la propiedad de las percepciones, argumentos y lenguajes que están sujetas al punto de vista de una persona y por consecuencia, se encuentran bajo la influencia de los intereses y deseos particulares de dicha persona, sin dejar de pensar que las cosas pueden ser observadas desde diferentes puntos de vista.
Se puede afirmar que la subjetividad es una propiedad que se encuentra en total oposición a la objetividad. En tanto la subjetividad se sustenta en la opinión y los intereses propios del sujeto, la objetividad involucra el tratar a los conceptos como si fuesen objetos, de una forma distante y con la menor implicación de la persona. La subjetividad y la objetividad presentan una clara diferencia al analizar distintos textos. Aquellas personas que expresan la opinión del autor son subjetivos; mientras que aquellos que intentan limitarse únicamente a los datos específicos y fácticos son objetivos.
Por su parte la filosofía analiza este tema más a fondo. Según esta especialidad, la subjetividad se encuentra estrechamente relacionada a una interpretación que se realiza sobre la experiencia, razón por la cual sólo es accesible a la persona que estuvo presente en la vivencia en cuestión. De tal manera, el sujeto puede elaborar sus propias opiniones, respecto a su percepción específica y que se determinan por lo que se vivió.
Como se mencionó anteriormente, la subjetividad se establece a través de lo vivido, es decir de la experiencia aprendida, por lo tanto, la subjetividad se toma como la singularidad de la percepción de la realidad y el marco de referencia a partir del cual el individuo elaborar la interpretación del presente. Lo que se vive y las experiencias que quedan son personales y únicas, para quien las experimenta y por esa razón es que únicamente a su conciencia son accesibles. Por lo tanto, la subjetividad se encuentra vinculada con el concepto de identidad.
