El año 1916 André Breton intercambió ideas con Tristan Tzara, el precursor del movimiento dadaísta, lo que benefició a ambos para el desarrollo de sus corrientes artísticas. En el año 1924, Breton, junto a Soupault, se encargó de escribir el primer Manifiesto Surrealista, en el que finalmente define, desde un punto de vista objetivo, lo que realmente es el surrealismo. En el año 1928 se encarga de dejar en claro que, el pensamiento surrealista estaba ajeno a la razón, era la conexión entre el inconsciente, deseoso de comunicarse mediante el arte, y el mundo exterior; en sus propias palabras: “es un dictado de la mente”.
En el año 1929, el segundo Manifiesto Surrealista aparece y, en éste, Breton condena a los artistas Masson y Francis Picabia, por no apoyar al comunismo; en el año 1936 expulsa de la organización a Salvador Dalí y a Paul Éluard, por mantenerse neutrales ante el giro político que toma el surrealismo. El surrealismo decae hacia el año 1940 y, la mayoría de los artistas, se trasladan a los Estados Unidos, en donde nace el PopArt y el expresionismo abstracto partiendo de ellos.