Qué es un Trastorno Mental
En el campo de la medicina, un trastorno mental se define como una variación desequilibrada en la mente, que se caracteriza por un anormal comportamiento, ánimo y forma de pensamiento. Es importante mencionar que es común que una persona pueda manifestar alguna vez en su vida algún problema de salud mental o trastorno mental transitorio, pero cuando sus síntomas son permanentes y frecuentes, se puede hablar de un trastorno mental, el cual puede determinarse con algún test de trastornos mentales. Una de las principales consecuencias de un trastorno mental es la incapacidad de realizar las actividades cotidianas con normalidad.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), clasifica estas enfermedades, en las que también refleja el trastorno mental orgánico, que es el que se genera en el cerebro debido al deterioro cerebral causado por enfermedades que no son de origen psiquiátrico.
Causas de los trastornos mentales
Estos desequilibrios pueden tener distintos orígenes de acuerdo al padecimiento y a la persona. Un trastorno mental puede obedecer a las siguientes causas:
- Herencia, ya que hay genes que predisponen la salud del individuo a sufrir cierto tipo de trastorno mental.
- Factores externos previos al nacimiento, que afecten el desarrollo embrionario, como enfermedades, estrés por el entorno, sustancias nocivas (drogas, alcohol), afectando el desarrollo del cerebro del bebé.
- Exposición a un evento traumático, como una situación de abuso sexual, físico o emocional; una enfermedad; el abandono o ausencia repentina de un ser querido; si ha sufrido de ansiedad o estrés; soledad o aislamiento; entre otros.
- Lesiones físicas al cerebro producto de un accidente (trastorno mental orgánico).
- Consecuencia del consumo de drogas y estupefacientes que desequilibren la química cerebral.
- Desórdenes en la química cerebral.
- Es importante educar a la población sobre los efectos, causas y en qué consisten, ya que por la desinformación surge la estigmatización de las personas con trastornos mentales y neurológicos.
Tipos de trastornos mentales
Trastornos de ansiedad
Son considerados como unos de los más comunes, y es la presencia recurrente de miedos fuertes y desproporcionados con situaciones cotidianas, los cuales, de no ser controlados, pueden desencadenar ataques de pánico en los que la persona siente incluso un fuerte terror a morir. Una persona con este tipo de trastorno mental se ve afectada en sus actividades diarias, ya que es desencadenada por factores de estrés aun cuando estos han desaparecido: un estrés con efecto “residual”. Se caracteriza por presentar estrés ante situaciones que otra persona puede manejar con normalidad.
Los síntomas más comunes son el incremento del ritmo cardíaco, sudoraciones, sensaciones de peligro, nerviosismo e irritación, tensión, temblores corporales, hiperventilación, bloqueo, insomnio, estrés, problemas estomacales, preocupación excesiva, mareos, problemas para concentrarse, estado de alerta, cansancio físico, dolores de cabeza, sensación de falta de aire, entre otros.
Los tratamientos para combatirlo son la terapia y los medicamentos. La terapia más efectiva es la cognitiva conductual (TCC), que le da técnicas para palear los síntomas al confrontar los desencadenantes de la ansiedad. Los medicamentos son necesarios cuando el paciente presente otros problemas de salud mental y física, y se pueden suministrar antidepresivos y en otros casos, sedantes.
Las mejoras en los tratamientos para el control de la ansiedad son usualmente a corto y mediano plazo, y se manifiestan en la superación de los miedos, al desarrollo de habilidades para afrontar lo que desencadenaba la ansiedad y el cambio de actitud.
Trastornos de personalidad
El Trastorno Límite de Personalidad (TLP) se caracteriza porque el patrón de conducta, pensamiento y desempeño es marcado y poco saludable, que influye en la forma de relacionarse con las personas en su entorno y las percibe de manera distorsionada, ocasionando que tenga limitaciones en sus relaciones interpersonales, escolares y laborales.
Este tipo de trastorno mental no es tan sencillo de percibir, ya que la persona que la padece desconoce que la tiene al considerarse una persona normal y, de hecho, puede que responsabilice a los demás de sus propios problemas.
Existen tres grupos de trastornos de personalidad de acuerdo a sus características, que son clasificados como grupo A, grupo B y grupo C, y se pueden clasificar de acuerdo a sus síntomas:
- Grupo: A
Trastorno: Paranoide de personalidad
Síntomas: Creer que los demás le harán daño o engañarán.
Reacciones hostiles y rencor.
Sospecha de infidelidad por parte de su pareja.
Trastorno: Esquizoide de personalidad
Síntomas: Tendencia a la soledad.
No poder disfrutar de las actividades.
Indiferencia y apatía.
Trastorno: Esquizotípico de personalidad
Síntomas: Comportamientos peculiares manifestados incluso en la indumentaria.
Percepciones extrañas (escuchar que susurran su nombre).
Creencia que su pensamiento ejerce influencia sobre los demás.
- Grupo: B
Trastorno: Personalidad antisocial
Síntomas: No existe conformidad con las normas establecidas dentro de la sociedad y quebrantamiento habitual de las mismas.
Suelen engañar, mentir y estafar a otros con el objetivo de beneficiarse únicamente de dicha persona o por simple placer.
Suele ser impulsivo y fracasado para planificar cualquier cosa a futuro.
Trastorno: Límite de la personalidad
Síntomas: Percepción propia inestable.
Relaciones efímeras e intensas.
Sensaciones de vacío con temor al abandono o la soledad.
Trastorno: Histriónico de personalidad
Síntomas: Busca constantemente llamar la atención.
Atención excesiva a la apariencia.
Gran capacidad de discurso sin fuertes bases.
Trastorno: Narcisista de personalidad
Síntomas: Engreimiento y creencia de ser superior a los demás.
No es capaz de reconocer las necesidades de otros.
Siempre espera que lo alaben o admiren, exacerba sus logros.
- Grupo: C
Trastorno: Personalidad por evitación
Síntomas: Susceptibilidad al rechazo y las críticas.
Sensación de inferioridad, por lo que evitará situaciones sociales.
Aislamiento social, timidez y falta de seguridad en sí mismo.
Trastorno: Personalidad dependiente
Síntomas: Dependencia a que otra persona vele por ellos.
Sumisión y atenerse a lo que los demás digan o hagan.
Falta de iniciativa para nuevos proyectos por inseguridad.
Trastorno: Personalidad obsesivo-compulsiva
Síntomas: Estricto en colocar en un orden determinado los objetos.
Excesiva o exagerada preocupación ante la suciedad o gérmenes.
Se suele dudar ante prácticamente cualquier cosa.
Los tratamientos indicados son la psicoterapia, la medicación y, en algunos casos, la hospitalización. La psicoterapia utilizada por el especialista debe ser adecuada para cada tipo de TLP, y los principales son: la terapia dialéctica conductual (se enfoca en el manejo de las emociones, las relaciones y el estrés), la terapia centrada en esquemas (promueve patrones de vida positivos) y terapia basada en la mentalización (pensamiento previo a la reacción).
No hay medicamento específico, pero se utilizan antidepresivos, antipsicóticos y estabilizadores. La hospitalización se tomará en caso de que el paciente presente conductas o pensamientos suicidas.
Trastorno obsesivo puro
El trastorno obsesivo puro se caracteriza por presentar menos compulsiones observables o visibles, en comparación a aquellas personas con la forma típica de TOC. Existe la presencia de rituales y comportamientos neutralizadores, sin embargo, la naturaleza de estos es principalmente cognitiva y suelen consistir en evitación mental
Los síntomas de este padecimiento son: pensamientos intrusivos al punto de la obsesión, que suelen ser desagradables y no deseados. Por lo general, las obsesiones tienen una temática centrada en el miedo a no tener el control y hacer algo impropio de uno mismo que al final podría tener consecuencias muy negativas para dicho individuo así como también, para los que se encuentran a su alrededor.
Este padecimiento puede ser tratado con terapia y con medicamentos. La terapia será realizada con tratamiento cognitivo conductual, en el que se expondrá al individuo a su temor prohibiéndole llevar a cabo rituales neutralizadores, provocando la ansiedad para aceptarla. El tratamiento farmacológico que se recomienda son antidepresivos e inhibidores.
Se conoce que de todos los pacientes que sufren este tipo de padecimiento, apenas un 40% busca resolver con tratamiento el trastorno.
Trastorno bipolar
Es un trastorno mental que produce cambios de ánimo de forma intempestiva y extrema en el individuo, que son los altos (fase maníaca) y los bajos emocionales (fase depresiva). En ambos casos, la persona se ve llevada al extremo de cada emoción; en la fase maníaca la persona puede experimentar euforia e incremento de energía, mientras que en la etapa depresiva se presentará indiferente y sin fuerzas para realizar actividades.
Los síntomas variarán de acuerdo a la fase. Durante la manía o hipomanía, la persona presentará incremento en la energía, euforia, se distraerá, optimismo exagerado y/o comportamientos compulsivos; mientras que en el episodio depresivo, tendrá sensaciones de vacío, pérdida de interés en las actividades al no sentir satisfacción en ellas, desorden en los patrones de sueño, desorden en el apetito, agotamiento físico, dificultad para concentrarse o pensamientos suicidas.
El tratamiento para este tipo de alteración, consiste en la psicoterapia, como la interpersonal que usualmente es combinada con tratamiento farmacológico. El tratamiento con medicamentos será realizado con estabilizadores, antipsicóticos y medicamentos para controlar el sueño. Otros tratamientos recomendados son el ejercicio regular o en casos recurrentes, terapia electroconvulsiva.
En México, una de las principales causas de consulta a los expertos de la salud mental, es por trastornos de bipolaridad. En 2019 se estimó que cerca de 3 millones de mexicanos padecen de bipolaridad, siendo en su mayoría erróneamente diagnosticados.
Trastorno depresivo
Es aquel trastorno mental que causa sentimientos de tristeza constantes y apatía para realizar tareas. Este afectará la forma de pensar, sentir y comportarse de quien lo sufre, lo cual se verá reflejado en su forma de relacionarse con otros y lo somatizará en su cuerpo. Es importante destacar que no es un sentimiento de tristeza sencillo, ya que este es pasajero; mientras que el trastorno depresivo es persistente y puede llevar a la persona a pensar que la vida no vale la pena.
Los síntomas pueden ir desde sentimientos de tristeza profunda, inapetencia, apatía, frustración, alteraciones en los patrones de sueño y alimentación, falta de interés en las relaciones sexuales, cansancio, lentitud, aletargamiento, pensamientos suicidas y dolores en el cuerpo sin explicación.
Los tratamientos recomendados son la psicoterapia, terapias conductuales y terapias de comportamiento; de igual forma, los medicamentos como inhibidores, antidepresivos, antipsicóticos y ansiolíticos; y la terapia electroconvulsiva.
La depresión es uno de los trastornos mentales más comunes, que afecta en un mayor índice a las mujeres y es una de las enfermedades más frecuentes y de las principales causas de discapacidad, afectando mundialmente a unas 300 millones de personas.
Trastorno disociativo
Este trastorno mental se caracteriza por la desconexión y la falta de continuidad que experimenta una persona de la realidad, pensamientos, recuerdos, ambiente o identidad propia, para escapar de situaciones de forma involuntaria y poco sana, lo cual afecta su desempeño normal.
Estos episodios pueden darse como respuesta a momentos incómodos para la persona, ya que son producto de un evento traumático, por lo que es un mecanismo de defensa para bloquear esas situaciones.
Los síntomas de esta alteración son amnesia selectiva, separación de sentimientos propios, distorsión en la percepción de lo que le rodea, confusión de la identidad propia, depresión, pensamientos suicidas, incapacidad para mantener sanas relaciones interpersonales y estrés.
Para la disociación, los tratamientos utilizados son el farmacológico, que incluye la administración de antidepresivos, ansiolíticos y antipsicóticos, ya que no existe un medicamento específico para tratar este padecimiento; y la psicoterapia.
Una de las películas sobre trastornos mentales más conocida es acerca de este en específico y es la de Fragmentado, en la que el protagonista manifiesta 23 personalidades.
Trastorno del espectro autista
El TEA, por sus siglas, es producido por alteraciones en el desarrollo cerebral, afectando la forma en la que el individuo percibe el mundo y su interacción con las demás personas. Se le añade la palabra “espectro” por su amplia gama de sintomatologías y escalas de gravedad según el caso.
Los síntomas van desde patrones repetitivos, hipersensibilidad, indiferencia, resistencia hacia las muestras de afecto, desarrollo tardío en su lenguaje, establece poco contacto visual, su forma de hablar es atípica, poca o nula expresión de sus emociones y no es capaz de percibir las ajenas, dificultad para comprender lenguaje no verbal, rituales en su comportamiento, sensibilidad a la luz y al sonido, se obsesiona con algún tema de su interés, es inflexible en sus preferencias, entre otros.
Entre los tratamientos para el TEA, son el farmacológico, pero será para ayudar a controlar los niveles de energía, ayudar a la concentración, antidepresivos y anticonvulsivos. También las terapias del habla, tratamiento auditivo, de integración sensorial o análisis conductual aplicado.
Se estima que en promedio, 1 de cada 160 niños se encuentra en el espectro autista. El tratamiento y la intervención temprana para este tipo de personas son claves para el enfoque y desarrollo de sus capacidades.
Trastorno psicótico
Es un trastorno mental considerado grave, ya que quien lo padece recibe percepciones anormales y desconectadas de la realidad. La persona tiene alucinaciones (percibe sonidos o visiones que no existen) y delirios (como que alguien conspira contra ellos o se les envía mensajes secretos por distintos medios).
Los síntomas van desde un constante estado de alerta, desorganización en sus pensamientos, delirios, alucinaciones, aislamiento, hiperactividad, insomnio, agresividad, patrones repetitivos, desorientación, emociones intensas, entre otros.
Los tratamientos para este trastorno mental incluyen la terapia cognitivo conductual, terapia familiar y la psicoeducación; la hospitalización en casos extremos donde deba existir la intervención; y tratamiento farmacológico con antipsicóticos. En caso de no evidenciarse una eficacia en el tratamiento durante las primeras dos semanas, deben administrarse medicamentos complementarios.
Los antipsicóticos de segunda generación han presentado mejores resultados ya que le otorgan al paciente mayor seguridad. Sin embargo, es clave una temprana detección de dicho padecimiento para atacar a tiempo sus efectos invalidantes.
Trastorno de pánico
Este trastorno mental es considerado como un tipo de ansiedad, y se caracteriza por ser un ataque repentino de terror aun cuando no existe una causa fundamentada de peligro inminente, lo cual puede afectar físicamente a la persona que lo padece, ya que su cuerpo responde como si hubiese una amenaza real. Dichos episodios pueden durar minutos o, incluso, superar la hora de duración.
Los síntomas de este trastorno mental son taquicardia, ansiedad, miedo intenso que llega al terror, pérdida de control, miedo a la muerte y a todo lo que le rodea, incapacidad para coordinar o moverse debido al terror, sudoración, temblores, dolor en el pecho, náuseas, escalofríos, dificultad para respirar y hormigueo en las manos.
El tratamiento adecuadopara este trastorno mental es la psicoterapia, terapias cognitivo-conductuales, reestructuración cognitiva focalizada y exposición; y tratamiento farmacológico, con el uso de antidepresivos tricíclicos, Benzodiazepina e inhibidores selectivos.
Debido a que la persona que ya los ha padecido reconoce cuando sobreviene un ataque de pánico, se recomienda que los pensamientos que generen ansiedad se neutralicen distrayéndose en otra actividad que los mantenga conectados con la realidad, así como buscar hablar con un familiar, amigo o cualquier otra persona.