La trombosis puede ser causada por diferentes factores, siendo cuatro los principales. En primer lugar está la disminución de la velocidad de flujo de sangre, que a su vez puede ser producida por el estado en reposo mientras se está acostado, estar usando una férula o un vendaje de yeso, una deshidratación o una afección venosa que padecido con anterioridad.
En segundo lugar, se encuentran las lesiones en la pared vascular, causadas por heridas, alguna inflamación u operación, incluso por alteraciones venosas producto de la edad.
También, es causante de la trombosis el aumento de la coagulación sanguínea, que puede ser provocado por medicamentos, los cuales hacen que el equilibrio entre la coagulación y la dilución de los coágulos se altere.
Por último, se encuentra el cáncer. Cuando un paciente sufre de cáncer se aumenta las posibilidades de sufrir trombosis en un 4 y un 20%, siendo en ocasiones la trombosis, la causa de muerte en los pacientes, después de haber superado el propio tumor.
Por otro lado, los síntomas que se originan a causa de la trombosis son dolor e inflamación en la pantorrilla y/o el muslo, dependiendo la ubicación del coágulo.
En ese sentido, la trombosis puede clasificarse según la ubicación o el nivel de oclusión que alcance.
Según la ubicación puede ser: una trombosis por precipitación (coágulo blanco), trombosis hialina o trombosis por coagulación (coágulo rojo). Esta última representa un alto nivel de gravedad, ya que puede producir la muerte de las estructuras, isquemia o parálisis en los músculos, si el coágulo o trombo está en una vena.
Asimismo, dependiendo la ubicación de la vena, se pueden producir trombosis de seno cavernoso (grave), trombosis venosa profunda (mediana gravedad) o tromboflebitis superficial (leve).
Por su nivel de oclusión, la trombosis puede ser formada por trombos o coágulos ocluyentes o murales, que representan la obstrucción completa del vaso y la parcial, respectivamente.