Los vándalos junto con alanos y suevos, se establecieron en Hispania en el siglo IV. Durante años sufrieron y soportaron los ataques de los visigodos, que intentaron someterlos a la autoridad romana como federados. Como resultado de este hostigamiento, tuvo lugar la derrota de los alanos. Estos se integraron con los vándalos y juntos, se hicieron fuertes en el sur de la península, convirtiendo a Hispalis (Sevilla) en su capital.
Entre los bárbaros; los vándalos son los que obtuvieron la peor reputación. En el idioma español, la palabra vándalo puede referirse tanto al pueblo alemán como a «el hombre que comete las acciones de personas salvajes y desalmadas».
La palabra vándalo se usa cotidianamente para referirse a una persona o grupo de personas que actúan de la misma manera, organizadas o no, para destruir, robar, saquear y violar la propiedad privada, etc.
El vandalismo es un fenómeno social muy común en las sociedades actuales en el que la violencia es una característica constante. Muchas veces, el vandalismo tiene que ver con causas más profundas como la pobreza, la desigualdad y la apatía en las que una población puede sumergirse, pero muchas veces el vandalismo no tiene otras causas aparentes que el placer para una persona o grupo de personas de destruir bienes públicos o privados.
El vandalismo es una hostilidad aparentemente injustificada hacia las posesiones de otros. Por lo general, se manifiesta en el espacio público con ataques a monumentos, bancos, muros, etc., ya sea con la intención de transmitir un mensaje o simplemente mediante la destrucción de lo que es extranjero.
El vandalismo también se lleva a cabo mediante la alteración de las páginas de Internet. Una muestra de vandalismo digital ocurre cuando se interviene un sitio para la publicación de un mensaje contrario al verdadero espíritu de la página en cuestión (como la inclusión de una proclamación a favor del aborto en un sitio de la Iglesia Católica, por ejemplo).