Qué son los vasos sanguíneos
Los vasos sanguíneos son los canales por los cuales la sangre es distribuida hacia los tejidos del cuerpo. Estos vasos se originan en el corazón, formando dos sistemas.
Los vasos pulmonares (primer sistema), son los encargados de transportar la sangre desde el ventrículo derecho hacia los pulmones, para luego regresarla a la aurícula izquierda.
Los vasos sistémicos (segundo sistema) se encargan de transportar la sangre desde el ventrículo izquierdo hacia los diferentes tejidos del cuerpo, para luego ser devueltos a la aurícula derecha.
La palabra vaso viene del latín “vasum” que significa recipiente, mientras que el término sanguíneo deriva del latín “sanguineus” que quiere decir sangre.
Tipos de vasos sanguíneos
De acuerdo con su función y estructura, la clasificación de los vasos sanguíneos es: capilares, arterias o venas. Existen vasos sanguíneos de menor calibre, conocidos como arteriolas y vénulas.
Arterias
Transportan la sangre oxigenada y cargada de nutrientes que cada órgano necesita para su funcionamiento. Sus paredes gruesas están diseñadas para soportar grandes presiones y flujo de sangre. A través del sistema nervioso les permiten contraerse y dilatarse para establecer parámetros de control entre la presión arterial y la rítmica.
Venas
Conducen la sangre que va de regreso de los órganos al corazón. La sangre que pasa por las venas no se devuelve, ya que estas poseen válvulas unidireccionales que se contraen al percibir el más mínimo y ligero cambio de dirección de torrente.
Capilares
Los vasos sanguíneos del corazón son conductos diminutos de paredes delgadas, que sirven de puente entre las venas y las arterias. Los capilares se encargan de eliminar productos desechados por los tejidos. En estos conductos es donde el oxígeno y los nutrientes se intercambian por dióxido de carbono y desechos.
Características de los vasos sanguíneos
Los vasos sanguíneos tienen forma de tubo. Algunos de los principales vasos sanguíneos son lo suficientemente grandes como para ser vistos debajo de la piel. Entre las principales características de estos conductos se encuentran:
Estructura de los vasos sanguíneos
La anatomía de los vasos sanguíneos está formada por tres capas de tejido:
- Túnica íntima: la capa interna rodea la sangre a medida que fluye a través del cuerpo. Se encarga de prevenir la formación de coágulos de sangre, regular la presión arterial y mantener fuera de la sangre las toxinas.
- Túnica media: la capa intermedia contiene fibras elásticas que mantienen la sangre fluyendo en una dirección. Ayudan a los vasos a expandirse y contraerse.
- Túnica externa: la capa exterior contiene nervios y pequeños vasos. Aporta el oxígeno necesario y nutrientes que contiene la sangre y ayuda a eliminar los desechos. Esta capa de los vasos sanguíneos determina su estructura y soporte.
Enfermedades de los vasos sanguíneos
Pueden verse afectados por una serie de enfermedades, las más comunes son detalladas a continuación.
Malformaciones vasculares
Las malformaciones vasculares tienen un revestimiento interno, y se consideran defectos de la morfogénesis vascular. Por lo tanto, la mayoría están presentes al nacer, aunque no necesariamente clínicamente aparentes, y persisten durante toda la vida.
- La enfermedad de los vasos sanguíneos pequeños es una afección en la que las paredes de las arterias pequeñas del corazón no funcionan correctamente. Reduce el flujo de sangre rica en oxígeno al corazón, provocando dolor en el pecho, dificultad para respirar, entre otros síntomas.
- La oclusión aterotrombótica de las arterias cerebrales, también llamada enfermedad de los vasos sanguíneos grandes, es el resultado de formación de pequeñas lesiones iniciadas en el interior de una arteria, complicada por la formación de coágulos frescos en un área de ruptura interna.
- La obstrucción de un vaso sanguíneo se conoce como enfermedad vascular periférica. Ocurre cuando la sangre circula de forma reducida al cuerpo. Cuando la grasa se acumula en depósitos dentro del vaso sanguíneo, este se estrecha, generando lo que se conoce como aterosclerosis.
Existen enfermedades como varicocele, venas varicosas pélvicas y periféricas y las hemorroides, que son aneurismas de las regiones vasculares venosas y se han definido recientemente como enfermedad venosa dilatante. La ectasia de la arteria coronaria, el aneurisma intracraneal y el aneurisma de la aorta abdominal son ejemplos de enfermedades vasculares que dilatan las arterias.
Rompimiento de vasos sanguíneos
Un vaso sanguíneo roto genera una filtración de sangre desde el vaso hacia el cuerpo. Esto puede ocurrir por diversas razones, sin embargo, en la mayoría de los casos se da como consecuencia de una lesión. Algunas de las causas más comunes son:
- Lesiones.
- Reacciones alérgicas.
- Infecciones de la sangre.
- Trastornos autoinmunes.
- Efectos de medicamentos.
El sangrado arterial es el tipo de sangrado más grave y urgente. Puede ser el resultado de una lesión penetrante, un traumatismo cerrado o daño a órganos o vasos sanguíneos.
La sangre que proviene de las arterias, se distingue de los otros tipos de sangrado al ser roja y brillante debido a que contiene oxígeno. También sale en pulsos que se correlacionan con los latidos del corazón.
Este sangrado puede ser difícil de controlar porque la presión del corazón que late significa que no se coagulará ni se detendrá tan fácilmente. La solución es intentar detener el sangrado con presión o mediante torniquetes mientras se acude a la ayuda de especialistas.
Enfermedades vasculares más comunes
En esta vertiente se detallan las enfermedades vasculares más comunes como: enfermedad arterial periférica, aneurisma aórtico, trombosis de vena profunda. Además de estas enfermedades existen otras menos comunes como: aneurisma cerebral, hemorragia subconjuntival.
Enfermedad arterial periférica
La enfermedad arterial periférica (EAP) es una acumulación de placa en las arterias de las piernas o los brazos. Esto hace que sea más difícil para la sangre transportar oxígeno y nutrientes a los tejidos de esas áreas. Es una enfermedad a largo plazo, pero puede mejorar con ejercicio, menos grasas y eliminando el tabaco.
Aneurisma aórtico
Los aneurismas son una dilatación patológica de un vaso sanguíneo, que se presenta como un abultamiento en las paredes de la aorta. Esta afectación da como resultado la ruptura del tejido vascular produciendo hemorragias. En casos raros, el daño arterial puede afectar tanto el tórax como el abdomen.
El tratamiento para aneurisma aórtico depende de qué tan grande es el daño. En el caso de aneurismas pequeños y sin ruptura, el médico especialista puede recetar medicamentos con la finalidad de mejorar el flujo de sangre, reducir la presión arterial o controlar el colesterol. En el caso de rupturas grandes puede ser necesaria la intervención quirúrgica para evitar un mal mayor que, generalmente, termina en la muerte.
Trombosis de vena profunda
La trombosis venosa profunda (TVP) ocurre cuando se desarrolla un coágulo de sangre en las venas profundas del cuerpo debido a que estas están lesionadas o porque la sangre que fluye a través de ellas es muy lenta. Los coágulos pueden bloquear parcial o completamente el flujo de sangre. La mayoría de las TVP ocurren en la parte inferior de la pierna, el muslo o la pelvis.
Los tratamientos incluyen medicamentos llamados anticoagulantes, medias de compresión y elevación del miembro afectado. En una minoría de casos es posible que se requieran tratamientos invasivos.
Otras enfermedades menos comunes se describen a continuación:
- Aneurisma cerebral: se dan como consecuencia de la dilatación de vasos sanguíneos, debilitados y abultados por encima de la aorta, en el cerebro. Estos son más comunes en personas de 30 a 60 años. Mientras que la ruptura de los vasos sanguíneos del cerebro puede ser pequeña y no causar ningún problema, las rupturas más grandes pueden causar sangrado en el cerebro y potencialmente volverse fatales.
- Hemorragia subconjuntival: también conocida como SCH, por sus siglas en inglés. Es una afección común que ocurre como consecuencia de la ruptura de vasos sanguíneos en el ojo. Suele ser inofensivo y desaparecer sin necesidad de tratamiento alguno.
Cuidado de los vasos sanguíneos
Existen muchas maneras para ayudar a mejorar la salud de los vasos sanguíneos:
- Seguir una dieta sana y equilibrada.
- Hacer ejercicio regularmente.
- Controlar la presión arterial.
- No fumar.
- Reducir el consumo de alcohol.