En el caso particular de la Biblia, los que lo han leído, sin duda reconocen esta división particular sobre todo, donde la división en frases o frases segmentadas es una marca registrada en cada uno de sus capítulos. De hecho, hay versos tan difundidos por la religión que llegaron a la vida más allá de la Biblia.
En el libro de Génesis, por ejemplo, versículo 1: 1: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra«. Sin embargo, en el libro del Corán, que como sabemos es el texto sagrado más relevante a instancias de la religión del Islam, también está la división en versículos dentro de cada capítulo. Allí se les llama específicamente ayes y hay más de seis mil doscientos. El verso es la división menor de la Azora o capítulos, que en este caso son 114.
La función del versículo bíblico es eminentemente práctica, ya que es un sistema de numeración que trae un orden dentro de los diversos libros que lo componen. En cuanto a su segundo significado (por cierto, menos conocido y usado), el verso es un sinónimo de verso libre.
Históricamente la poesía fue escrita a partir de una estructura métrica rígida y claramente definida (decasílabos, endecasílabos, alejandrinos…), así como una rima, un tono y un timbre. Esta estructura no ha desaparecido, pero con la aparición de la poesía de vanguardia, se impuso el verso libre, también llamado verso. Mientras que el verso libre y el verso sería sinónimo, algunos eruditos consideran que no son exactamente iguales (los versos son generalmente versos del arte mayor y los versos libres son de arte menor). El versículo no rima y no tiene cierta extensión. En consecuencia, esta característica permite al poeta escribir más libremente, sin tener que expresarse a través de una estructura métrica que limite su creatividad.
Desde un punto de vista riguroso es posible hablar de poemas en verso, aunque esta denominación es muy rara, siendo utilizado más el concepto de verso libre.