La palabra Vesta es atribuido a la gran diosa inmaculada del fuego sagrado en la antigua roma, conocida además en la mitología griega como «Hestia» de igual manera se le atribuía como la deidad del fuego y la chimenea familiar. Con el transcurso del tiempo este personaje se fue convirtiendo en la diosa protectora de Roma cuya llama particular era utilizada como representación del bienestar del estado. Vesta, de acuerdo a la mitología era hija de Rhea y Cronos y una de las diosas más antiguas, que data de épocas en las cuales la existencia del fuego era escasa dado que no se conocía con exactitud un método para producirlo, por lo que era de gran importancia mantenerlo encendido y evitar su extinción, por lo que asignaban a las vestales para esta misión.
Las vestales eran seleccionadas cuando eran aun niñas, desde sus 6 a 10 años, permaneciendo vírgenes durante los 30 años de servicio de vesta, además debían ser de madre y padre reconocidos por la sociedad y gozar de gran hermosura. La selección de cada vestal era realizada por el Pontífice Máximo, siento la única figura femenina dentro de la religión romana, debido a que todos los demás sacerdotes eran hombres. Esta mujeres no tenían la mismas obligaciones que las demás, como las de casarse o tener hijos, sino que debían dedicarse a la castidad, al estudio y observación de los rituales existentes estatales que no se le permitían a os colegios sacerdotales masculinos.