La violencia económica está destinada a coaccionar la autonomía de una persona del grupo familiar, que cause o pudiera originar daño económico, o evadir obligaciones alimentarias. Al igual que las demás formas de violencia, su función es generar dependencia y temor, que ayudan a reforzar la primacía del varón jefe de familia, en un esquema de desigualdad de género que se prolonga gracias a la violencia.
Este tipo de violencia se encuentra enmarcada dentro de la violencia de género y hace referencia a la desigualdad que existe, en el acceso a los recursos económicos que deberían ser compartidos entre el hombre y la mujer. Algunos casos de violencia económica en el hogar se pueden dar de dos maneras:
Cuando es el hombre quien ejerce el papel de proveedor, es decir, el hombre es quien trabaja y aporta todo el dinero para la manutención del hogar, por lo tanto supervisa y controla todos los gastos. Puede amenazar a la mujer con dejarla en la calle o quitarle la custodia de los hijos.
Otra forma es cuando, es el hombre quien “vive” de la mujer, es decir, la mujer es quien trabaja para mantener a la familia o la que aporta la mayor parte de dinero. El hombre con mucha astucia se encarga de manipularla para que le entregue el dinero y poder administrarlo.
Elementos que se deben tener en cuenta para identificar que está siendo víctima de violencia económica:
Cuando no tiene acceso, ni a cuentas bancarias, chequeras, tarjetas de crédito, etc.
Tiene que dar explicaciones de todo lo que gasta; le niegan el dinero necesario para satisfacer sus necesidades (comer, vestirse, ir a lugares de recreación, etc.)
No le permiten que estudie o trabaje; se niegan a pagar la pensión alimenticia de los hijos.
No puede participar en las decisiones económicas del hogar.
Los efectos que originan esta clase de violencia se manifiesta en persona con episodios de depresión, baja autoestima, muchas mujeres se convierten en limosneras en su propia casa.
¿Qué hacer en estos casos?
Lo primero es reconocer que está siendo víctima de violencia económica y tratar de independizarse, tener confianza en sí mismas y tratar de obtener sus propios ingresos.