Jerónimo mientras realizaba su trabajo trató de ser lo más fiel posible al texto hebreo que manejaba, pero sin embargo de sus esfuerzos la vulgata posee muchos errores contextuales y el primer error fue la libertad de la traducción que realizó este hombre ya que pudo hacer ligeras modificaciones cuando él les creyó convenientes, por lo tanto se puede considerar que la vulgata no es una traducción totalmente fiel y precisa sino que para dar mejor ubicación a las palabras fue ligeramente modificada su estructura. Otra contraproducencia a la traducción literal del hebreo al latín, es que la versión utilizada para la traducción fue hecha en el idioma hebreo unificado, por lo tanto la traducción al latín sería en sí la segunda vez que se traducía las palabras bíblicas y por supuesto algunos pasajes bíblicos pudieron verse modificados o influenciados por esta problemática.
Muchos son los manuscritos que avalan que la vulgata que existe en la actualidad, de acuerdo a las historias que relataban cada manuscrito posee un nombre diferente siendo el más antiguo de estos el códice de “Amiatinus” que fué redactado para el siglo VIII, según el orden cronológico a este le sigue el códice “Fuldensis” que fue escrito para el año 545 después de Cristo y por último el “Diatessaron” el cual es el manuscrito clave para el evangelio. La época donde se modificó en numerosas oportunidades la vulgata es en la Edad Media por error de los hombres encargados de ese trabajo, específicamente en las numerosas ocasiones donde las personas de monasterios tradujeron para el reino Europeo y los diferentes idiomas que este manejaba.