La forma de las amígdalas es oval y su tamaño no está estandarizado ya que es diferente de persona a persona, se mencionó que son irregulares porque en su superficie se pueden apreciar numerosas hendiduras o desniveles los cuales son denominados como “criptas” donde se acumulan diferentes desechos de la masticación, bien sea alimenticios o celulares. Las amígdalas comúnmente son afectadas por microorganismo bacterianos ya que son los primeros patógenos que se encuentran en el área bucal, la infección en las amígdalas se conoce como “amigdalitis”, de acuerdo a que sirven como depósitos de desechos en el área bucal se consideran a las amígdalas como órganos linfoides, es decir que proporcionan defensa al cuerpo humano.
Las amígdalas son las estructuras conocidas como anillo de Waldeyer y de acuerdo a que se ubican justo detrás de la cavidad oral estas son las protectoras del sistema digestivo y respiratorio de infecciones de carácter bacteriano, por supuesto aquellas personas que hayan sufrido una extirpación de las amígdalas (amigdalectomía) tendrán más riesgos de exposición y desarrollo de patologías asociadas a patógenos bacterianos.
En la porción de las amígdalas los linfocitos ganan un acceso rápido a los patógenos que quieran entrar al organismo bien sea por la cavidad oral o la cavidad nasal, de esta forma se desencadena una respuesta rápida y efectiva contra aquellos antígenos nocivos para la salud, siendo un método de defensa muy útil sobre todo en los primeros meses de nacidos ya que solo se encuentran reforzados por los anticuerpos maternos quienes solo brindan protección hasta los primeros 6 meses de vida. Es muy común desarrollar amigdalitis durante los primeros 3 años de vida esto se debe a que es la edad donde los niños introducen cualquier objeto a la boca, todos los gérmenes encontrados en el piso o cualquier superficie contaminada se enfrentarán a las amigadalas generando la infección recurrente.
