Su producción masiva se dio en el año 1972 y se volvió bastante popular en la lucha contra las infecciones que afectan las heridas abiertas o internas, que podrían generar consecuencias mucho mayores a la propia existencia de la contaminación bacteriana. Su efecto no resulta del todo estable cuando se encuentra frente a la beta lactamasas, aunque esto puede evadirse con la adición de otros ingredientes efectivos ante este tipo de bacterias. Cuando existen reacciones alérgicas, casi siempre degeneran en vómitos o náuseas, fiebre o diarrea.
Su mecanismo de acción se basa en el impedimento del crecimiento de las paredes celulares del microorganismo, es decir, lo aniquila. Esto se da por medio del desintegración de las cadenas peptidoglicáneas lineares. La mayor parte del tiempo resulta bastante efectiva, ya que se absorbe alrededor del 80% en el intestino delgado, un hecho que no es modificado por el hecho de estar en ayuno o haber ingerido algunos alimentos. Algunos estreptococos han creado una serie de defensas contra la acción de ese medicamento, por lo que no pueden ser eliminados.