En el campo de la economía y en el mercadeo encontramos un uso del término beneficio muy versátil, por una parte, tenemos una producción constante, un sistema publicitario con herramientas de marketing las cuales analizan el mercado y al consumidor constantemente, estos se conjugan para determinar un beneficio para la empresa, lograr que el cliente sea fiel a la marca, estas estrategias representan un trabajo positivo en cuestión de producción de materia para el comercio, lo que a su vez genera ganancias, empleo, relaciones y crecimiento empresarial. En el otro lado de la ecuación nos topamos con un consumidor en la búsqueda de solucionar sus propios problemas, y si en el mercado hay un producto que satisfaga esa necesidad, pues eso resulta beneficioso para él, además de esto, el producto debe cumplir ciertas expectativas entre las cuales destaca la capacidad de este de ser adquirido en cualquier estrato, ya que si no es «Cómodo para el bolsillo» no podrá ser comprado por todos, resultando menos beneficio para la sociedad.
Para determinar qué tan beneficioso es lo que se está realizando en el mercado, se toma nota de cada reacción de la población, de esta manera se mantiene un control de reacciones positivas, esto determinara si es necesario o no cambiar la estrategia o mejorar los precios o el producto. El beneficio es un estatus relativo, necesario mantenerlo activo ante la presencia de agentes competitivos que intentan ingresar al mercado intentando fidelizar al mismo grupo de clientes.